lunes, enero 30, 2006

París by Night


Una amiga me ha enviado esta foto panorámica (360°) de París, en donde se aprecian: el Sena, la Notre Dame, la Torre Eiffel (opacada por la Catedral), más varios sitios que podrán identificar fácilmente aquellos que han estado en París. En lo personal, pienso que cada capital del mundo es especial. El panorama nocturno las hace muy vulnerables en el alma en donde es fácil que todo sentimiento se transforme en luz, colores, reflectores y neón a raudales; artificios que emocionan hasta el más indiferente. Si no abre de inmediato; dennle igual a la cruz y la foto se desplegará.


El nuevo puente de París sobre el Sena homenajea a Simone de Beauvoir.

El trigésimo séptimo puente de París sobre el río Sena, que sólo podrán cruzar peatones, ciclistas y patinadores tras su inauguración el próximo julio, rinde tributo a la gran escritora existencialista y feminista Simone de Beauvoir, de la que lleva el nombre.

De 304 metros de largo y 12 de ancho, la pasarela, de forma convexa, busca aunar funcionalidad y estética para convertir su paso en algo «lúdico» que realce el «placer de estar» en la capital francesa, señaló ayer su creador, el arquitecto Dietmar Feichtinger.
Fuente: Efe/París

lunes, enero 16, 2006

Microcosmos

“Una cápsula de Oleum es rota torpemente por los dientes del sujeto. Su garganta no la filtra, tampoco lo salva. Como en un naufragio, la “piedra” pétrea se derrama en torrentes por los pasadizos de la traquea. Convertida en aceite mineral la saliva baja ya enlutada atravesando el interior de su debilitada anatomía. Un hematíe -que pide perdón a gritos- se desprende hacia el vacío. Atado a su patita un coágulo que perece en el acto al ser asfixiado por la gruesa capa que todo lo cubre no alcanza a presenciar la despedida. Nadie escucha el golpe de los dos cuerpos al caer. Nadie escucha el silencio de sus voces. Nadie nunca (...) La muerte negra, ahogada entre sollozos, se apresura a tomar para sí la maldita y única reflexión que puedo hacer en este instante: dice ser la conexión, el cepo entre dos sombras anónimas. Afuera: la vida gira entre chubascos de estrellas; el mundo, que ya tiene sus propias muertes y sonidos, sobrevivirá al cenit.”

(de Breves Ficciones Amorosas, ® María Cristina Grassi)

Morbus Melancolicus

Es esta lluvia; este extraño gris de un diciembre desordenado
Es esta gripe que me duele todo
garganta, huesos, oídos
más abajo, toco en el corazón,
donde una legión de cicatrices me salen volando
envueltas en celofán con forma de aspirinas;
son los regalos de amor
que la realidad se encargó de dejarnos
como recuerdos de una era inolvidable
No queda mucho espacio ya
aunque siempre habrá espacio
para una cicatriz más pequeñita
Extraño los rincones con olores misteriosos
Las manos perfumadas
los instantes en que juntos miramos a lo lejos
Mis inviernos frecuentes, tus viernes desatados
el vino que improvisamos
Una marca: el te quiero que va y viene
hacia el país invisible. No es la tierra de la tristeza. No
Ya no es como tú dices, ahora es mucho más:
“es la tierra del cielo azul y de las hojas secas”
me dice un sonriente Nicanor anti-toda naturaleza
Comala quedó atrás, presa en la nostalgia, en Juan creador;
En todos los muertos que de alguna manera jugamos con el amor
para nunca más volverlo hacer;
fantasmal, herido, tallado en la roca
el habitante de esta casa no fue nunca
el único ni el último protagonista
está escrito en sus páginas, búscalo
La historia continúa y no tiene fin, ¿no lo sabías?
Hoy la golondrina anuncia nuevamente el tiempo de la poesía
y Vicente se me enreda de nuevo en los cabellos
como un chiquillo de meses;
no quiere que termine el poema
que rondará para siempre las cabezas
melancólicas:
es el absurdo querido
es la coincidencia que mata
es la gripe decembrina
es esto extraño
que te tengo

viernes, enero 06, 2006

Mi pequeña nonato

"Un día escuché el leve crujir de una alita; fue como un primer llamado, pensé: ¡eres tú! Hace algún tiempo me llamaste y te busqué por todo lugar, pero no te encontré. No estabas. Ayer, cuando regresé, vine corriendo sólo para observarte en tu burbuja espacial: no había piel suficiente para tanta aguja y herida. Te reconocí entre tejidos, morada, verdosa, con tu carita de alien, tan frágil como un pétalo; dulce pistilo de Dios concebido en la inocencia. En aquel momento todas las estrellas vinieron a saludarte. Me asomé y te besé a través del cristal. Una muralla altísima nos separaba. No pude tocarte, pero lo hice igual con mimos, canciones, y el pequeño cultrún que te traje sobrecargado de secretos ancestrales. Pareciste escuchar desde un principio. Absorbiste cada código y tus ojos se iluminaron por primera vez como un faro en la quietud. Ya la conexión estaba hecha, pequeño astro. Hoy eres el brillo que le faltaba a mi casa, la alegría de vivir, el refugio encantado, las ganas con que río al salir del trabajo cuando me encamino cada tarde."


Ella tiene su nombre, pero yo le digo a veces, guagüita o lagartija.

jueves, enero 05, 2006

Huáscar Barradas, el encantador del viento


"Un sonido agudo, como el llanto de un niño, se escucha desde las entrañas del Océano Pacífico: son los cantos de ballenas jorobadas. Y ese sonido viaja, vía satélite, hasta la Catedral de Sal de Zipaquirá, en Colombia, donde se mezcla con la voz de la mezzosoprano Martha Senn, el piano de Pablo Arévalo y la flauta del zuliano Huáscar Barradas. Es "Ballenas y Humanos le cantan a la vida", una obra de 40 minutos ideada por Jorge Reynolds, inventor del marcapasos, y compuesta por el músico venezolano. "

Del proyecto Pacificanto donde participó Huáscar en 2003.

Más detalles (y sonido):
http://panorama.com.ve/09especiales/perfiles/PHuascar/Huascar.html

miércoles, enero 04, 2006

Cero en Conducta.

(Este texto mío apareció hace algún tiempo en una página de poesía.org. clasificado como Poesía Erótica.. Ahora -cuando lo busco- nunca lo encuentro, sólo se menciona el título al lado de otro mucho más famoso, de Isabel Allende... bueno, a ver si por lo menos así se me pega algo, no? )
Cero en Conducta.

Si yo te hubiese permitido que llamaras a urgencias esa primera noche, todo esto que tenemos ahora se habría perdido para siempre. El miocardio hubiese muerto sonriendo por una sola, y única, vez y el resto de mí habría sucumbido ante ese hilo inclemente que significa el morir en tus brazos. Todo lo tuyo me estremece desde entonces. Por eso me he quedado muchas veces mirándote en silencio, detallando la forma alargada de tus manos, y aquel raro movimiento que le imprimes al hablar me recuerdan una caricatura que hacía Neruda de sí mismo, en donde aleteaba y aleteaba como un joven colibrí imitando un ventilador de aspas maravillosas. Todo ese jueguito prefabricado para impresionar a todas las niñas de su cuadra. Yo tendría que esforzarme mucho más para poder impresionarte, porque no sólo no tengo la agilidad de un colibrí sino que tampoco tengo la más remota idea de cómo hacer para que las palabras me suenen como un verso. Sólo sé hablar y hablar y contar cosas. Como aquella noche en que hicimos el amor tan intensamente que cuando acabamos todo la habitación olía a sopa maggi-de-pollo-con-fideos. Y nos comenzamos a reír a carcajadas, porque pensábamos que era nuestro perfume de amor, algo así como un estado crepuscular casi febril que emanaba de nosotros. Este perfume estaba en nuestras manos, el cabello, las sábanas, impregnado en todo lugar... Y no parábamos de reír, y es que todo olía a sopa maggi-de-pollo-con-fideos y se nos abrió el apetito tanto, que al final, tuvimos que salir disparados a cocinar exactamente eso porque nos sobrevino un apetito voraz. Recién allí nos dimos cuenta que habían pasado más de doce horas; que era de día, y que el edificio todo olía a sopa maggi-de-pollo-con-fideos. Y con razón. Era la hora de almuerzo, cuando las parejas se juntan apresuradas a comer algo instantáneo para tener tiempo de darse cariño y salir de nuevo rumbo al trabajo antes de que los relojes marquen -sin piedad- las 2 en punto. Nosotros lo habíamos practicado, muchas veces, pero siempre se nos pasaba la mano; en consecuencia corríamos el riesgo de que nos despidieran por tantas faltas al trabajo, así que tuvimos que imponernos normas de conducta; sin embargo, yo nunca te dije, es más nunca se me ocurrió decirte, que siempre llevé a casa un cero en mi libreta.

martes, enero 03, 2006

Et maintenant

Hace mucho tiempo que he buscado este tema, ahora ya lo encontré. Porque dicen que quien busca, encuentra. A "Et maintenant" se le puede oír calladamente, se le puede llorar también, escuchar más allá de la música; más allá está la poesía gritando ¿vers quel néant glissera ma vie? Esta canción se la escuché cantar a sólo dos únicas personas en el mundo, y siempre me emocionó la manera en que me captura, ahora la encontré en la red y espero poder tener tiempo y oportunidad de compartirla con alguien más. Son de esas canciones íconos que forman parte del repertorio de un amoroso, no sé si decadente o no, pero Gilbert Becaud nunca fue más insuperable cantando "Et maintenant", más yo tuve una especial predilección por la versión que de ella hizo la cantante chilena Gloria Simonetti; la he escuchado bien, la canta en perfecto francés con su alma de mujer al infinito, con sus manos enfocadas al vientre del universo, allí, al cielo, en la noche fresca de un Chile que la cubre suavemente por completo como si fuera un gran echarpe negro.


¿Y ahora qué?
¿Hacia qué nada se desliza mi vida?

Unas palabras a modo de introducción...

La escritura como un Acto Valor.

Si no lees el libro nunca te vas a enterar. Es mágico. La historia parte distinta cada vez que se abren sus portadas; es un viaje personal, que tiene vida propia, y cada persona aportará elementos nuevos a los materiales usados en el poema. Allí se producirá esa mágica correspondencia con el autor. Reflectores aquí y allá, la intensidad del sol, los pájaros y la escenografía la pones tú, y tu cerebro. Esa enorme caja de resonancias que designa la escala de colores y valores; el cálido matiz de las palabras; el color de la ropa; la forma de poner las bocas en el beso; hasta los nombres de los protagonistas. Escribir un libro es entregar una pauta de sensaciones; es como decir “mira aquí está el abismo, elige tú si quieres caer parado o de cabeza”... Mi auténtico oficio es el escribir. Quiero este oficio. Es inexplicable. Y doloroso también. Es un acto valor que requiere de mucha valentía; es luchar contra viento y marea contra los designios; la adversidad y el tiempo, y sacar lo mejor de la circunstancia más insignificante o adversa. Ordenar, trabajar las palabras. Destruir, quemar. Luego están las sequías inesperadas, y las crisis; de ahí a no encontrarse a sí mismo, a no sentirse en sintonía, y luego la página en blanco y los llantitos y la paranoia. El hecho de tener inspiración justo en el momento en que tocaron al timbre puede resultar la alegría más grande o la maldición más absoluta. Pero todo gana al poema. O pierde, según el cristal. Este es un pan amoroso. Es un pan que amasamos en conjunto, día a día, con resultados insospechados; les ofrezco este pan generoso y bueno, y mis letras, que aunque rebeldes, no harán otra cosa más que allanar los caminos. He aquí, el festín.

María Cristina Grassi - Caracas, Junio 2005

lunes, enero 02, 2006

Amnesia ® (de "Camouflage", Memoria entre prosa y poesía, Editorial La Casa Tomada, 2006)

Yo en casi todas las bocas estaba, y tú estuviste en todos los ojos que no me vieron. Eras, este inacabable amor, y la palabra incendio, que en boca de Neruda fluía de manera amorosa, en la nuestra –desesperada- se hizo doblemente roja. Y si ocurrió una desgracia fue por temor más que nada. No lo entendiste así. Te endilgué entonces la emergencia, y preferí quedarme callado, preso en la nostalgia, separado del mundo, de la gente y de lo más importante: de ti. Me fui acostumbrando a este olvido que siempre resultó tan incómodo y doloroso, y en donde me salían fantasmas a cada paso, en cada puerta, a cada rato, y todas las palabras dulces que usé de talismán no sirvieron de nada. Ningún poema exorciza. Ninguna poesía redime. Las horas resultaron tan grandes y largas que comencé a acampar entre ellas, a hacer pic-nics, a instalarme en ferias, y a organizar festivales con la nada de invitada. Todos dijeron que enloquecí. Me ataron de pies y manos y me llevaron arrastrando vestido de blanco entre gritos y golpes. Los choques eléctricos no pudieron conmigo, sólo lograron acallar mi protesta y volverme un atado de huesos insomnes. Pero me levanté un día y maté a unos cuantos a mi alrededor. Hoy me atrevo a llegar nuevamente. Regreso aquí de nuevo, a este peldaño para decirte todo aquello que no alcancé a pronunciar:

“No soy ningún misterio. La mentira que vivimos; la permanencia tuya declaran mi estancia en esta amnesia que me resisto a creer”