viernes, enero 06, 2006

Mi pequeña nonato

"Un día escuché el leve crujir de una alita; fue como un primer llamado, pensé: ¡eres tú! Hace algún tiempo me llamaste y te busqué por todo lugar, pero no te encontré. No estabas. Ayer, cuando regresé, vine corriendo sólo para observarte en tu burbuja espacial: no había piel suficiente para tanta aguja y herida. Te reconocí entre tejidos, morada, verdosa, con tu carita de alien, tan frágil como un pétalo; dulce pistilo de Dios concebido en la inocencia. En aquel momento todas las estrellas vinieron a saludarte. Me asomé y te besé a través del cristal. Una muralla altísima nos separaba. No pude tocarte, pero lo hice igual con mimos, canciones, y el pequeño cultrún que te traje sobrecargado de secretos ancestrales. Pareciste escuchar desde un principio. Absorbiste cada código y tus ojos se iluminaron por primera vez como un faro en la quietud. Ya la conexión estaba hecha, pequeño astro. Hoy eres el brillo que le faltaba a mi casa, la alegría de vivir, el refugio encantado, las ganas con que río al salir del trabajo cuando me encamino cada tarde."


Ella tiene su nombre, pero yo le digo a veces, guagüita o lagartija.

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