domingo, agosto 17, 2008

Mina





Censurada en aquellos años (1978), Mina sigue siendo un ícono de Italia; un ícono de muchas cosas. Allí está nuevamente, intensa, diva, jugueteando con su pelo, con la cámara, con todo, con todos...

(Igual que tú, Chain)

Para bajar el tema:

http://www.lostino.com/Media/Mina%20-%20Ancora%20Ancora%20Ancora.mp3

Link con otros temas de Italia: http://www.lostino.com/Pagina%20Musicale.htm

domingo, agosto 10, 2008

Lo vivido y lo recuperado


Los besos robados no se dan por cientos. Dos o tres veces en la vida. Pero ahí estuvieron aquellos labios audaces que me sorprendieron, y allí también, mi juventud volcada en los suyos totalmente inexperta (os). Fue cuestión de tiempo nada más para que yo también aprendiera a robarme alguno. El antes, el ahora. En ambos casos fue un regalo grato y divertido y lo recuerdo. Hay algo en los besos que me llama la atención, porque no besamos a diestra y siniestra, debe haber una química especial en los cuerpos, por ende en los fluidos, algo como un dulzor inesperado, cierta temperatura que se hace conocida, un lenguaje callado... un sabor (a mí?). Si no hay estos elementos, la prosperidad del beso será nula, más aun el robado. Si surge el primer asomo de rendición, el beso germinará en una sonrisa y luego la espiral. Al principio da como un miedo a no encajar, a que choquen los dientes, los labios entorpecidos por la sorpresa que se van ajustando, acomodándose instintivamente a esa forma hermosa de morirse al final.…


... como unos dados que echan a correr.

...la vida en 5 minutos


Los cinco minutos lo pueden todo. De hecho hay una canción que habla de ese tiempo. Durante una conversación normal y silvestre alguien puede venir y robarte un beso en cualquier segundo de esos cinco largos minutos. Te quedarás temblando dentro del silencio que lo sucederá. Querrás prolongarlo, dejarte llevar por la elasticidad de la escena, de la cálida sorpresa, del hecho...punible. Allí es donde el juego comenzará a transformarse en una lenta agonía erótica. Desearás que no se acabe nunca. Y serás feliz en esos cinco minutos donde nada del mundo parecerá importarte. Hallarás que la vida y sus integrantes son mundos paralelos como si existieran totalmente separados de ti, de ese encuentro, porque ambos, en ese momento caerán en un limbo, un limbo amoroso donde cada gesto se convertirá en un signo, donde nadie querrá parpadear por miedo a que se termine todo. Quedar en ese estado para siempre. Poner en boca de otros las palabras que vuelan alrededor de aquella cercanía que sale de la respiración de los dos, del temblor de unas manos, de tus labios sorprendidos. Ese temblor que será el signo inequívoco de que algo grande vendrá después: la cachetada limpia, sonora y aplastante, o el otro beso -dado de buena gana- que sellará un nuevo pacto y el arribo seguro al minuto seis.

domingo, agosto 03, 2008

Siempre es igual


Voy a imaginar que todo va normal y que la alegría duerme una siesta profunda. Ahora poco a poco nos iremos acomodando en la distancia; sintiendo que el amor crece y a medida que crece -que curioso-, duele tanto. Tanto como un hijo, tanto como un pacto silencioso. Como una silla que se quiebra en alguna parte. Así siento desde que nos despedimos y también siento que va a tomar un tiempo largo el acomodarme en la tristeza. A no despertarme cada mañana junto a tu cuerpo querido. A no tener tu volumen entre mis brazos. Me tengo prohibido el escuchar música por estos días. Casi todo suena a nostalgia. Y aquel nudo insistente.

Quiero mirar por la ventana, arañar el vidrio, los árboles, las montañas, los cielos, descargar la rabia que tengo. La distancia y el nudo otra vez. Y luego del nudo, el yo suplicante. Rogar por que aparezcas en el horizonte con maletas definitivas, en las horas de alta nostalgia, en la del tráfico más solitario, platicándome de nuevo las cosas en tu tono risueño “parejo y flotante”. Llamándome amor a cada rato. En el hotel, en las calles. Amor en tu idioma. Hablándome en prosa. Diciéndome ten o dame. Más allá, entre risas, decirte dame y toma. Por favor, tómalo todo, porque ese todo, soy yo. Y es todo lo que tengo. Es todo lo que soy. Verso, prosa, ojos, cuerpo, fiebre. Soy labio y beso; soy senos y soy sexo. Mordida me dejaste. Herida soy ahora. Y soy amor, también. Que bendición, que caos me diste. Te voy a guardar aquí donde tú más querías. Donde tú más me tocaste.

Recojo los relojes ahora. No quiero tiempo. No quiero.

La palabra es un pájaro. La red, tú.



(Escrito bajo el amparo de una máscara – Trafico en Corto - Asdict. (16/10/06 16:01)

El infierno también es circular

Estoy a un paso de la casa sola. Aunque las voces han dejado de sonar en mi oreja, me conservo íntegra (todavía). No me derramo con mucha facilidad. Me encuentro y (des)encuentro en esta casa sola. No distingo bien entre las sombras que la habitan. Estoy de pronto en esta casa y no escucho más allá de lo único que quiero escuchar, el repique incesante del tecleo de las letras bajo unos dedos corpulentos. No puedo pensar en otra cosa más que en la escritura, pero más que pensarla, tengo que escribirla. Y escribirla no es fácil. La errancia nunca tiene fin, tampoco principio. Pero hay cosas, en el aire, en la garganta, en el vientre, en el sexo que las piensa. Salen de la propia necesidad de escribirlas. Tengo que dejar que fluya la letra, la música y que se arme el gran concierto, Tengo que dejarle fluir, fluir hasta que me domine. En algún momento tengo que dejar de ser yo, salirme del cuarto, para que otro, y otra, tomen la batuta y deslicen su mano en la nota que más les produce placer. Yo me retiro a escucharles; a fumar, a hablar con el vecino. Volveré sólo cuando dejen de sonar.

7, porque siete aberturas tiene la cabeza


(Escrito bajo el amparo de una máscara – Trafico en Corto - Asdict. (19/10/06 15:43)

Tratado para Dos



Nada más porque no consigo a plenitud la exacta simetría de estas letras, y aunque de veras hubiese preferido silbarte ahora mismo tierra adentro, silbarte hasta morir, hasta implosionarnos en un nuevo pensamiento (o testamento), en verbo, en persona, en cosa, no pregunto. Llenarte otra vez las sábanas de pájaros, pasearte entre las llamas en desorden, inundarte por último con mi oleaje iracundo hasta hacerte emerger como un Dios, no de nuevo, no pregunto. Y por si esto fuera poco, pueda ser que en esta simple apertura de cuaderno, en un acto silencioso, un acto tan callado como el sudor, se me ocurra algún retazo, un hilo fino para recordarte. Soy todavía como la blanca cadera que golpeabas incesante pasando del rictus amoroso a la sonrisa franca y orgásmica, de la sonrisa al rictus -sin parar-, enlazando follajes como árboles encendidos hasta hacerme brotar en una caligrafía loca sin freno y sin regreso. De pronto una seña, la luz que intermite. Es un hallar profético del cual no me gusta hablar, pero te hallé. Y tú, en un hallar en medio de una duda nocturna, fue que me hallaste. Una frase dicha a esas horas, delicada, intensa, aunque absolutamente kitsch, fue el detonante, porque éramos así, siempre juntos, siempre felices ardiendo en lo ordinario, en la sonoridad de los besos, en la risa altisonante, desmedida, y hasta en lo morado de los hombros que enjugaste. Mas hoy... es no. No ahora, no mañana. Allí donde una mano acumuló tantos reflejos, tanta espera allí me quedé sentada, observando-te, y crecí. Por eso, y por si nunca comprendieras la razón de mis palabras, no de nuevo, no pregunto.

(Escrito bajo el amparo de una máscara – Asdict. 14/06/06 16:31)
http://libroadictos.yuku.com/topic/4908/t/Una-palabra.html